lunes, 23 de mayo de 2011

La nueva división Internacional del Trabajo

Alberto Romero La nueva división internacional del trabajo

Lo que realmente caracteriza a la actual etapa del desarrollo son los cambios cualitativos, iniciados a partir de la década del cincuenta, más conocida como la época dorada, en el siglo XX. Es allí donde se origina la fuente principal de supremacía de las economías más desarrolladas sobre el resto del mundo. Por eso la principal ventaja de esas economías se ubica en el campo del conocimiento, materializado en los más importantes adelantos tecnológicos del momento y en el alto valor agregado tecnológico contenido en los bienes y servicios que producen y comercian. Los cambios tecnológicos surgidos después de la segunda guerra mundial en el siglo XX, modificaron profundamente la forma en que funciona la economía global tradicional. Esto a dado pie para que actualmente se hable de una "nueva economía", liderada por los Estados Unidos de Norteamérica. La nueva economía es vista ante todo como el conjunto de empresas y sectores económicos "estrechamente asociados con la revolución tecnológica digital y con el crecimiento de la Internet" . A diferencia de la era industrial de producción masiva, la "nueva economía" se caracteriza por el desarrollo de producciones flexibles, capaces de reaccionar oportunamente a los cambios del mercado. Este esquema, llamado por algunos "postfordismo", ha sido posible gracias a la introducción de las nuevas tecnologías en los procesos, haciéndolos cada vez más "inteligentes". Al tiempo que se producen cambios profundos en la manera como funcionan los negocios, en el mercado laboral ha surgido un sinnúmero de nuevas profesiones, asociadas al manejo y desarrollo de las nuevas tecnologías de comunicación e información. De otro lado, al tiempo que avanza el proceso de concentración del conocimiento y de capitales mundiales en un puñado de potencias, en los países, especialmente en los menos desarrollados, se reproduce constantemente la economía informal, ante la incapacidad de la economía convencional de generar los puestos de trabajo necesarios. Cientos de miles de personas, carentes de garantías laborales, con ingresos mínimos e integrados indirectamente al capital transnacional y a la llamada economía subterránea, sobreviven en la jungla del capitalismo salvaje. A estos grupos sociales la globalización les llega por la puerta de atrás, a través de los representantes de las compañías extranjeras y de toda una constelación de distribuidores que tienen en los informales una fuente inagotable de fuerza de trabajo supremamente barata. En el nuevo esquema de división internacional del trabajo las mercancías han perdido su nacionalidad y ya no pueden considerarse estrictamente como de un país en particular. Como señala Reich, "en la economía tradicional de alto volumen la mayoría de los productos –como las compañías de las cuales provenían-tenían diferentes nacionalidades. Más allá de las fronteras internacionales que debían atravesar, su país de origen –el sello de la industria que habitualmente se imprimía en ellos-jamás se puso en duda. La mayor parte del trabajo que requerían dichos productos se hacía en un sitio, simplemente porque las economías de escala necesitaban un control central". En cambio, en la nueva economía de alto valor, "los productos se pueden fabricar eficientemente en diferentes lugares, y armarse de múltiples maneras a fin de satisfacer las necesidades de los consumidores en diversos lugares" y "los recursos financieros e intelectuales pueden venir de cualquier parte y sumarse de inmediato". Esto se facilita cada vez más gracias a las nuevas tecnologías de información y comunicación y de los sistemas de transporte-, En las "redes mundiales" los productos no son más que "combinaciones internacionales". Lo que se intercambia con mayor frecuencia entre las naciones no es tanto el producto terminado como "la especialización para resolver los problemas (investigación, diseño del producto, fabricación), para identificarlos (marketing, publicidad, encuestas al consumidor), y para coordinar los servicios (financiamiento, búsqueda, contrataciones), así como ciertos servicios y componentes de rutina, todo lo cual se combina para crear valor" Sin embargo, la profundización y desarrollo de las "redes" mundiales de producción de lejos no significa la globalización de los mercados. Como señala un informe de la CEPAL, en el terreno económico la dimensión más relevante de la actual situación a escala mundial es "la globalización incompleta de los mercados", como resultado de los cambios tecnológicos, así como "de la planeación crecientemente global de la producción y el mercado por parte de las grandes empresas transnacionales, de la reestructuración de los procesos productivos (la ruptura de las "cadenas de valor", que permite hoy realizar en sitios muy diversos fases de procesos antes localizados en un mismo sitio), y de la interacción de todos estos elementos con los cambios institucionales que los han acompañado" El problema de fondo en todo este proceso es el protagonismo de un pequeño grupo de países altamente desarrollados, al tiempo que la mayoría de las naciones en desarrollo deben conformarse con el papel de actores pasivos frente a la estrategia transnacional de dominio planetario. De esta manera, el factor predominante en la actual división internacional del trabajo continúa siendo el control de la producción, el comercio, los flujos de capital financiero, la inversión y, lo que es más importante, los mayores avances tecnológicos, por parte de las empresas transnacionales, lo que de hecho ha modificado sustancialmente el ordenamiento mundial, configurando una especie de división transnacional del trabajo, bajo la cual los procesos productivos y sus resultados aparentemente pierden la nacionalidad, debido a que el producto se elabora al mismo tiempo en varios países, pero parcialmente Aparte de este control (el cual corresponde no solo al presente), lo que más llama la atención es el contenido estructural de dicho proceso, más concretamente, "la importancia que en estos flujos están adquiriendo las denominadas operaciones internas de una red global en expansión: el intercambio de insumos y de bienes tecnológicos (resultados de la investigación y desarrollo) al interior de la empresa transnacional global, la cual se entiende no sólo como una empresa o conjunto de empresas ligadas por un centro de control financiero común" , sino también como "una compleja y extendida red de relaciones de competencia y colaboración (alianzas estratégicas) y que progresivamente se van integrando en vastos conglomerados o sistemas complejos de interdependencia en donde las tareas de investigación y desarrollo, las de producción, mercadeo y financiamiento se van compartiendo y configurando entidades económicas y organizacionales de vastas proporciones y de singulares atributos".

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